El crecimiento económico lleva numerosos trimestres instalado en España, con una de las tasas de aumento del Producto Interior Bruto (PIB) más elevadas de Europa. Sin embargo, esa mejora macroeconómica no está cuajando en el conjunto de la sociedad, sino solo entre una élite cada vez más minoritaria. En 2016, España sumó 7.000 nuevos millonarios, 20 al día, mientras que el 30% más pobre de la población redujo su riqueza un 33,4%, según revela el último informe de Oxfam Intermón.
Esos nuevos millonarios pasan a engrosar el afortunado grupo del 1% de españoles que concentran el 27,4% de la riqueza. Entre este selecto grupo hay 3 personas (Amancio Ortega, su hija y Juan Roig) que poseen un patrimonio equivalente al de 14,2 millones de ciudadanos: la población de Cataluña y la Comunidad de Madrid juntas. Ser millonario siempre es deseable y positivo, pero el informe pone de relevancia que España es un país cada vez más desigual, ya que el 10% más rico, es decir, 4,7 millones de personas, acumulan la riqueza de los 42,6 millones restantes.
Distribución de la riqueza en España, 2016
Además, estos dos años de crecimiento, al igual que ya sucedió durante el periodo de crisis, no llegan a todos de la misma manera. Como refleja el gráfico inferior, las personas incluidas en los niveles de renta más bajos (hasta el tercer decil) han visto caer su participación en la renta nacional. Así por ejemplo, mientras en 2013 el 10% más pobre en España concentraba el 1,9% de la renta nacional, en 2015 su participación se redujo un 10,5%, hasta concentrar solo el 1,7%. Lo mismo sucedió con los deciles 2 y 3, perdiendo durante estos dos años un 4,5% y un 1,8% de su peso en la renta nacional, respectivamente. En el lado opuesto, los deciles superiores (especialmente a partir del séptimo) fueron los más beneficiados durante esta época de bonanza. Su participación en la renta nacional aumentó, especialmente en el caso de las personas más ricas: las personas incluidas entre el 10% y el 1% de población con mayor nivel de renta, vieron crecer su participación en la renta nacional un 1,2% y un 2,3%, respectivamente.
Evolución de la participación en la renta nacional por deciles, 2013-2015
Durante los años previos de crisis, las personas más pobres fueron las más castigadas. De acuerdo con la OCDE, la renta media en España cayó un 9 % entre 2007 y 2014, pero la caída de la renta del 10% más pobre de la población fue de más del doble: un 21%.
Esta realidad tiene su reflejo en el pasado barómetro de noviembre 2016 publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Tras dos años de crecimiento económico, el 73% de los encuestados en España piensa que la situación económica general es mala o muy mala. Ocho de cada diez (un 81,3%) considera que la situación económica hoy es igual o peor que la de hace un año y la mayoría considera que la salida a la situación de crisis y precariedad no parece cerca: el 62,2% piensa que dentro de un año la situación seguirá siendo igual o peor. Esta paradójica situación refleja cómo la evolución del PIB, principal indicador para examinar la salud de una economía, cuenta una historia incompleta y equivocada del bienestar de la población. Ello pone de manifiesto la necesidad de encontrar formas alternativas de medir
el progreso.
Crecimiento económico y PIB per cápita en España, 2004-2015
Formalmente, España salió de la crisis en 2014, cuando el PIB volvió a registrar tasas de crecimiento positivas (1,4% en 2014 y 3,2% durante 2015), tras cinco años consecutivos de crecimiento nulo o negativo. Hay que retroceder hasta 2004 para observar niveles de PIB per cápita en términos de paridad de poder de compra (eliminando el efecto de la inflación) similares a los actuales (véase el gráfico 1). En promedio, el conjunto de la ciudadanía española vive hoy peor que hace 12 años, lejos de los 26.067€ de PIB per cápita registrados en 2007, que marca el punto máximo de la serie histórica.