Los grandes desafíos a los que se enfrenta la agricultura tradicional son la cadena de suministro y el transporte de productos perecederos, produciéndose aquí la mayoría de los desperdicios alimenticios. En este escenario aparece la agricultura vertical para dar una solución más sostenible.
Ideal para ciudades y áreas con espacio reducido
De esta necesidad nace la idea de la agricultura vertical gracias a su potencial para sembrar una gran cantidad de productos en un espacio reducido, algo ideal para áreas urbanas.
Según la organización Vertical Farming Institute, cada metro cuadrado de suelo dedicado a la agricultura vertical produce lo equivalente a unos 50 metros cuadrados de tierras agrícolas tradicionales.
En las zonas donde la tierra cultivable es escasa, las condiciones climáticas son desfavorables o han sucedido catástrofes naturales recientemente. Esta alternativa no solo es la mejor opción sino que es la más segura al requerir de menos agua y menos espacio. Además de que los alimentos frescos pueden obtenerse localmente, en lugar de tener que enviarse y almacenarse antes de su consumo.
Más sostenible que la agricultura tradicional
Otro hándicap de la agricultura tradicional es que es una de las principales fuentes de contaminación de nuestro tiempo. La producción de alimentos representa una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. También es la primera causa del consumo mundial de agua dulce y del uso intensivo del suelo, tratándolo con fertilizantes y pesticidas.
La agricultura vertical representa un método de producción con menor impacto en el medio ambiente, debido a su menor emisiones de gases de efecto invernadero, mayor aprovechamiento del agua y ausencia de uso de pesticidas y herbicidas.
- Menos emisiones de gases invernadero: en una granja hidropónica el uso de fertilizantes nitrogenados es nulo, gracias a que las plantas se cultivan directamente en agua sin la presencia del suelo.
- Mejor aprovechamiento del agua: en la agricultura tradicional el agua se dispersa en el suelo o se evapora, antes de que las plantas lo puedan absorber en su totalidad. En una granja vertical el agua se recicla repetidamente por lo que requiere una cantidad mínima de agua dulce, alrededor de un 95% menos que una granja tradicional.
- Menor degradación del suelo: La explotación de grandes porciones de suelo ha dado como resultado en una pérdida de 24.000 millones de toneladas de suelo fértil cada año, contribuyendo a la desertificación. Problemas como la erosión, la pérdida de salinidad y la desnutrición de la tierra son factores que causan esta crisis. El cultivo vertical preserva nuestro preciado suelo.
La respuesta a los problemas alimenticios
Erradicar el hambre, sigue siendo un desafío a nivel mundial y es uno de los principales Objetivos de Desarrollo Sostenible. La agricultura vertical puede ser la impulsora para aumentar la producción de alimentos de una manera sostenible y accesible.
Las granjas de agricultura vertical utilizan 90% menos agua, 95% menos espacio que los sistemas de cultivos tradicionales y además son 100% libres de herbicidas y pesticidas.
Los cultivos verticales mantienen el cultivo fresco por más tiempo y sin perder nutrientes, y son extremadamente eficientes al utilizar iluminación LED de última generación. Y la electricidad utilizada puede ser generada por energías renovables para disminuir aún menos su impacto medio ambiental.
Poder producir en áreas con poca agua, desertificadas o afectadas por desastres naturales abre un nuevo mundo de posibilidades para dar respuesta a los problemas alimenticios mundiales.